- La Semana Santa 2024 halla a Bolivia en medio de 12 feminicidios, 10 infanticidios, más de 500 agresiones sexuales a menores y más de 8.600 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, registrados en los tres primeros meses de esta gestión. La crudeza de esta información coloca al país en uno de los más violentos de la región, según el Ministerio Público. Entonces, ¿habrá servido la fiesta religiosa, para reflexionar sobre estas acciones humanas y encontrar un freno al talento violento que hombres y mujeres despliegan tanto en el hogar, como en el ámbito social?
La Semana Santa, para el mundo cristiano y evangélico, es un tiempo de trascendental significación, que marca un obligado retorno y renovación hacia los valores humanos que se asocian con la cultura de cada persona, la ética y el respeto entre hombres y mujeres de cualquier edad y condición.
Los valores de solidaridad, empatía, respeto, tolerancia, ética y honestidad; fomentan al apoyo mutuo, al cultivo de un ambiente de aceptación pese a las diferencias individuales, crean un ambiente de inclusión, comportamiento íntegro, tanto en la familia, el lugar de trabajo y la educación.
En este marco de valores, los obispos de Bolivia aprovechan para profundizar el aporte de cada persona para la construcción de un ambiente donde se aseguren todos los valores humanos, la dignidad y la fraternidad.
“Los desafíos que surgen, una y otra vez, como resultado de la fuerza de la violencia que tiende a escalar, merecen todo el rechazo de la sociedad en su conjunto y la toma de medidas necesarias, para garantizar la convivencia y los derechos humanos personales y comunitarios”, aboga el episcopado.
El valor de la religión se mantiene
- El párroco de la Catedral de Oruro, padre Ludgardo Ortiz, asegura que es importante resaltar lo religioso de la Semana Santa, pese a las dificultades sociales en que vive el país, porque “el valor de la religión se mantiene”.
“La Semana Santa debe mover los corazones en todo el país, por el bien de la familia, de los hijos y de la misma sociedad”, manifiesta el religioso.
No descarta que, en el camino se encuentran una infinidad de problemas, pero lo que prima es la esperanza que no se debe perder y lograr que los valores se adueñen de cada ser humano en esta fiesta religiosa que vive no sólo Bolivia, sino el mundo entero.
Consultado sobre que mucha gente llega a las iglesias para escuchar una misa, no sólo en semana santa, sino casi todos los días, pero al salir del templo, los antivalores vuelven a apoderarse de estas personas y desatan la violencia a veces extrema contra la esposa, los hijos y la misma sociedad.
“No es sólo rezar en las iglesias o escuchar misa de rodillas, si no entender la conversión, que es un tema que busca el cambio de vida de las personas, porque si no se entiende este cambio, esta conversión, son inútiles las oraciones que se dicen en la iglesia”, responde el padre Ludgardo.
Entonces, agrega, la Semana Santa, es un mensaje de Cristo para encontrar mejores días y construir el reino de Cristo y la esperanza porque Jesús vive, “es un día de alegría, celebración y esperanza, porque se festeja la resurrección del hijo del Dios”, afirma.
