- Mientras, el 15 de diciembre, el país se regocijaba por los triunfos deportivos en el XXXV Campeonato Mundial de Ráquetbol Junior, realizado en Guatemala y el Campeonato Nacional del Triatlón en Perú, triunfos que ubica a Bolivia en los primeros lugares en el mundo de estas disciplinas, este mismo día más de 7.3 millones de bolivianos depositan en las urnas su voto, por tercera vez, para elegir a las nuevas autoridades del Tribunal Supremo Judicial, sin duda una vez más pareciera que dijera el pueblo boliviano, la tercera es la vencida para que la justicia camine derecho y sea digna, aunque la susceptibilidad es clara y notoria, “quién va a mejorar la justicia, ¿los nuevos magistrados? No creo, Papá Noel tal vez”, dice un ciudadano que prefirió el anonimato, quien dejaba las urnas tras dejar su voto.
En realidad, fue un domingo silencioso por la ausencia de motorizados, únicamente se escuchaba el rumor de la gente que acudió a los recintos electorales para dejar su voto, otra aprovechaba el momento para degustar la comida que se vendió en el lugar, otras para jugar en las calles -en especial los niños- y la familia, para pasear, algunas con sus mascotas.
En esta tercera elección, nuevamente el voto popular decidió quiénes serán los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional, Tribunal Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental y Consejo de la Magistratura, que muestran una profunda crisis social a causa del manoseo político.
Bolivia es el único país de Latinoamérica que elige a sus autoridades judiciales a través de las urnas. La primera elección se realizó el 16 de octubre de 2011, aunque este primer ejercicio democrático protagonizado por más de 5.2 millones de electores, originalmente estaba previsto para el 5 de diciembre de 2010, pero el Tribunal Supremo Electoral y la mayoría parlamentaria del Movimiento al Socialismo MAS, decidieron posponer la elección.
El resultado de esta primera elección, ya revela una desconfianza y expone abiertamente su postura sobre, que no es la forma de cambiar la justicia, un problema estructural que se arrastra desde hace años, porque los votos blancos y nulos de este primer ejercicio democrático, ascendieron al 60%, por lo que la legitimidad de los candidatos a la magistratura fue cuestionada.
El día 3 de diciembre de 2017, se cumplió con la segunda elección de magistrados al Órgano Judicial de Bolivia, en esta ocasión más de 6.4 millones de electores dejaron su voto en las urnas, y nuevamente se ha generado una agria polémica no obstante que la ciudadanía cumplió con su voluntad electoral y la Constitución Plurinacional.
Los votantes volvieron a expresar su descontento que sobrepasa el 50% de votos en blanco y nulos, demostrando su insatisfacción por los profesionales abogados candidatos y al proyecto político judicial del MAS, elegir magistrados a través del voto popular.
Nuevos magistrados, cada seis años
- Según la Constitución Plurinacional, vigente desde 2009, los comicios para elegir a las nuevas autoridades judiciales deben realizarse cada seis años y elegir a las máximas autoridades del TSJ, TCP, Agroambiental y Consejo de la Magistratura, con candidatos preseleccionados por dos tercios en el Legislativo.
Está claro que en las elecciones judiciales de 2011 y 2017, la mayoría electoral votó nulo y blanco en rechazo a los procesos, porque los considera manipulados por el oficialismo, y la prueba se manifiesta en la lentitud de los procesos en los tribunales de justicia, la corrupción de fiscales, jueces, tribunos, abogados, la manipulación judicial, males crónicos que se esperaba resolver con la elección a través del voto popular.
Este panorama de caos judicial arcaico obstaculiza las elecciones judiciales 2023, pero no solo eso, sino que se profundiza con un nuevo eslabón de crisis, como es la auto prórroga del mandato de magistrados electos en 2017, hecho que levanta un sin fin de posiciones nacional e internacional que señalan como un golpe a la democracia en Bolivia, país en el que se considera que no hay independencia de jueces ni del Ministerio Público y que la auto prórroga de magistrados es inconstitucional.
El tema de la auto prórroga de magistrados, se convierte en una novela judicial mediática, y, como la “sociedad boliviana es profundamente respetuosa a los mandatos de la Constitución”, como dijera el ex ministro de Justicia Iván Lima, quien legaliza decisión constitucional y exige que, “los magistrados de los cuatro órganos del Estado funcionen simultáneamente y permanentemente”, elegirá a los nuevos magistrados.
En medio de estas posiciones oficialistas y opositoras, el pueblo, respetuoso a los mandatos de la Constitución, asiste por tercera vez, después de siete años, a las urnas el 15 de diciembre de 2024, no sólo para elegir a una nueva camada de magistrados judiciales, sino para, finalmente, ser la llave que abra las puertas que conduzca hacia una verdadera justicia.
Bolivia Verifica
Se terminó el cómputo de votos y ya se conoce a las nuevas autoridades electas del Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional Plurinacional. ¿Quiénes son?
Una breve encuesta en torno a los nuevos magistrados, refleja desconfianza y opiniones sobre la falta de compromiso con la justicia:
- Responden a una consigna política
El docente de la UTO y ex autoridad universitaria, Augusto Vela, señala que, pese a la campaña realizada por el Tribunal Supremo Electoral TSE, la gente no ha alcanzado a conocer a los candidatos judiciales, pero, ni duda cabe, “ahí está la hegemonía política que hace difícil que haya cambios en la justicia. La gente (candidatos) nueva responde a la consigna política y eso hace dudar que haya cambios en la justicia, asevera.
- ¿Propuestas salvadoras?
“Las esperanzas son grandes, pero la posibilidad de cambio en la justicia boliviana es muy poca, y las propuestas han sido presentadas como salvadoras y la gente ya se ha dado cuenta, por lo que no va haber cambios en la justicia”, apunta sindicalista Antonio Prada.
Agrega que los candidatos son muy jóvenes y la gente no los conoce, además es seguro que no tienen mucha experiencia en el manejo de la justicia, pero “creo que el problema de la justicia va a subsistir con los nuevos magistrados”, añade.
- ¿Papá Noel?
“¿Quién va a mejorar la justicia? ¿Los nuevos magistrados? No creo, papá Noel tal vez”, dice un elector que prefirió el anonimato.
- Ojalá cambie la justicia
Elsa Arroyo, una vendedora de helados, clama: “¿qué será de la justicia en nuestro país?” ylamenta, “había tantos nombres que no sabíamos a quién elegir, pero no sólo eso, sino que todos eran desconocidos y las letras muy pequeñas en las papeletas de sufragio que no se podía leer”, sin embargo, pese a su posición, la señora expresa su esperanza, “ojalá cambie la justicia”.
- Dialogando con el entrevistado:
-Hola, que tal, como estás José, ya votaste-
–No, no voté y no voy a votar, no confío en nadie–
-Mucha gente no confía en la justicia, peor en los operadores de la justicia, pero han ido a las urnas y han dejado su voto-
–Claro, pero yo tengo una amarga experiencia de la justicia, donde fiscales y jueces se han unido para sacar inocente a un culpable sobre un asesinato, hasta mi abogado se ha unido a ellos por plata–
-Entiendo, tu frustración, pero debías ir a votar, aunque en blanco, porque te van a exigir el carnet de sufragio para algunos trámites-
–Sí, estoy de acuerdo, pero, aun así, no confío en los nuevos magistrados, aunque son jóvenes, al final va a terminar sirviendo al gobierno de turno, entonces por qué perder mi tiempo en estas elecciones que nada bueno tiene–
- No son honestos, eso muestra que no va a cambiar la justicia
“No va a cambiar nada, porque los candidatos, aunque digan que van a mejorar la justicia, no va a ser así, son nomás otros corruptos al poder, así lo han demostrado al hacer su campaña personal, ellos tenían el aval del tribunal electoral para su campaña, pero han preferido hacer por debajo su propia campaña, pegando sus afiches, regalando a la gente calendarios y bolígrafos, eso es no tener moral ni ser sinceros, entonces la justicia nuevamente está en manos de personas corruptas”, afirma don Cayetano Moya.
Quiere decir que para tener un cambio en la justicia el magistrado debe ser honesto y respetar la ley.
“Sí a eso me refiero, no son honestos ni respetan la ley por muy pequeña que sea, han demostrado que no son sinceros ni comprometidos con la justicia, la corrupción es su ley”, asegura Moya de 54 años de edad, quien es trabajador independiente en tareas de servicio a domicilio.