El legado de Nazaria Ignacia en tiempo del coronavirus

A dos años de la pandemia del coronavirus, el legado de la Beata Santa orureña Nazaria Ignacia de 90 años de servicio, se ha convertido en una brillante luz de amor, solidaridad y apoyo al prójimo, ofreciendo a hombres, mujeres, niños, niñas y ancianos en situación de calle, una mesa donde sentarse para saborear un plato de comida diaria.

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El comedor de Nazaria Ignacia (fundado en 1929), continúa dando respuesta a las necesidades más indispensables como es la alimentación, a mucha gente que, a causa de la pandemia del coronavirus no tiene nada para comer, la mayor parte son personas indigentes, alcohólicos, enfermos, personas humildes, pobres que viven en total desamparo, que tienen como único hogar la calle.

La hermana María Canaviri, que lidera la acción samaritana en la iglesia de las Misioneras Cruzadas, dice que no sólo se atiende a la gente de calle, sino también a otras personas, que, por la pandemia no tienen nada para su alimentación en sus hogares y la situación se agrava si hay niños. “Estas personas se ven obligadas a llegar hasta el comedor de la congregación para tener un plato de comida al día”, comenta.

La religiosa indica que el servicio de alimentación anual en el comedor es de lunes a sábado, pero en tiempos de la cuarentena por el coronavirus, la atención fue de lunes a viernes, sin embargo, a casi dos años de la pandemia, las necesidades alimentarias han crecido y el comedor Nazaria Ignacia, nunca ha dejado de abrir sus puertas a hombres, mujeres y niños/niñas para alimentarlos, “tal vez es el único plato que tienen en el día”, ilustra la religiosa.

Incansables hermanas de la Comunidad de las Misioneras Cruzadas se solidarizan con los pobres en situación de calle. Foto: jMeCi

Revela también que hay otro grupo de gente que recibe ayuda, quienes por la distancia no pueden llegar hasta el comedor y para ellas la institución solidaria prepara paquetes de alimentos de arroz, fideo, aceite, azúcar, pan, que es llevado hasta sus hogares por las hermanas, aunque algunos días llevan alimento cocido, asimismo, agrega, hay mujeres que llegan al comedor, igualmente llevan comida para sus hijos y para los abuelos que no pueden salir de casa.

El menú diario que se sirve en el comedor Nazaria Ignacia, es un plato de sopa, otros días se intercala con un segundo o alguna comida de fiesta si amerita el día, este almuerzo es acompañado con un pan, api, avena o un refresco.

El apoyo con alimentos para cocinar es proporcionado por el Servicio Departamental de Desarrollo y Gestión Social SEDEGES de la gobernación, “la ayuda es buena y aunque no cubre la demanda de toda la gente que llega al comedor, pero ahí está el corazón solidario de todos los orureños que también apoyan al comedor”, afirma la Hermana María.

En la comunidad cristiana trabajan cuatro hermanas, quienes son apoyadas, tanto en la preparación de la comida como en el servicio, por gente generosa y voluntaria que llegan hasta la congregación cada día. Por su parte los comensales, tanto al ingreso como en la salida, reciben el alcohol en gel para su desinfección, no obstante que muchos viven en la calle.

Hombres y mujeres de la calle encuentran un plato de comida en el comedor Nazaria Ignacia. Foto: jMeCi

Desde hace más de 90 años

El comedor viene cumpliendo con este trabajo solidario desde hace más de 90 años, una tarea incansable de las hermanas de la Comunidad de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en Oruro, como lo hacía la Beata Nazaria Ignacia March Mesa (proclamada Santa en 2018 por el Papa Francisco). Ignacia desde 1929 comenzó a impulsar el comedor con sólo 30 centavos en el bolsillo y una gran fuerza de fe y voluntad, hoy es toda una institución de solidaridad en tiempos de la pandemia.

No se tiene contabilizada cuánta gente es de la calle, pero cada día llegan más de 130 personas al comedor Nazaria Ignacia, también se dice que gran parte de estas personas que son alimentadas por las religiosas de la Hermanas Cruzadas, tienen familia en la ciudad, pero que por su condición de alcohólicos ya no viven en su hogar, algunos fueron echados de sus casas y otros que han decidido abandonar la familia para convertir la calle en su diario vivir.

Según el Obispo de la Diócesis de Oruro, monseñor Cristóbal Bialasik, las hermanas, en un esfuerzo por cocinar para tanta gente, llegan a atender hasta 160 personas cada día, “son principios que Nazaria Ignacia dejó, porque ella también servía los platos a los pobres, ella siempre sonriente y dispuesta a ayudar nunca se negó a brindar su apoyo”, afirma.

Los principios de Nazaria Ignacia, nunca dejó de colaborar con los menos afortunados. Foto: jMeCi

Indica que la Congregación hoy en día, continúa con el principio de colaborar a los menos afortunados, niños/niñas, jóvenes y adultos entre enfermos, humildes y algunos que viven en la calle, gente que requiere el apoyo con el pan de cada día y que son atendidos con cariño en el comedor popular.

“Ellas continúan preparando la comida más importante del día que es el almuerzo, hemos notado que hay muchísima gente que acude a este lugar, la labor que hacen las hermanas es extraordinaria porque aparte de darles la comida, han preparado duchas, les dan ropa, atención médica y dental, ellas están atentas para atender a los pobres de Oruro como lo hizo Nazaria Ignacia”, asevera Bialasik.