- ¿Cómo despertar el “espíritu navideño” de la gente? ¿Cómo lograr que las personas conciban el mes de diciembre como el “mes de la esperanza”? Sin duda, el municipio de Oruro, podría estar logrando que los habitantes de esta urbe, de al menos medio millón de habitantes, colmen sus expectativas de pensar en el bienestar familiar y cambios en su conducta, creando una ciudad que brille con fuerza en especial en la noche en: plazas, calles, tiendas comerciales, parques, edificios, con luces de colores que adornan espacios navideños elaborados con material de desecho reciclado, además de llevar a las calles un trineo y renos voladores, que fue uno de los eventos más llamativos que elevan el espíritu navideño.
El municipio orureño supo aprovechar botellas de plástico, envases de leche, llantas viejas, telas de cotencio o tela de pita, troncos, madera, alambres, fierros, con los que construyó velas, muñecos, nacimientos, ovejas, papá Noel, un pesebre, ángeles, árboles de navidad de varios tamaños, un trineo, renos, bastones, pingüinos, un tren cargado de regalos, todo, pintado de rojo, blanco, verde, negro, café, y adornado con foquitos de navidad que elevan el espíritu navideño.
A este aliento de la fiesta de fin de año se suman los desfiles navideños que, por las noches, recorren por las calles de la ciudad de sur a norte y viceversa, en medio de la alegría de los niños, en especial, uno de los atractivos que se ha viralizado a través de las Redes Sociales, son los Renos Voladores, un empuje de mucha creatividad que hace que la magia de la Navidad, realmente exista.
¿Renos que vuelan?
- Los renos voladores, afloraron en la gente ese niño interior que lleva cada una, y aunque realmente no volaban, pero la manera en que se ha presentado, sí, volaban, haciendo que algunas personas y los niños trataran de alcanzarlos en el aire. Fue una excelente idea creativa que levantó el espíritu navideño del orureño.
Un simple motorizado (pala mecánica) fue el mecanismo que ha dado vida al famoso trineo en el que viaja Papá Noel por el mundo con regalos para niños, tal como cuentan las leyendas navideñas.
De la pala se extiende un largo brazo metálico, que es el soporte del trineo y de los renos, seis trabajadores disfrazados de renos van tres a cada lado, el brazo sube y baja, movimiento que da la sensación de que el trineo halado por seis renos, vuela.
A este efecto se integra un chuntunqui chuquisaqueño, que da vida a una escena maravillosa convirtiendo la esperada Navidad en una costumbre boliviana.
“Creatividad, y mucha ternura para los que creemos en la magia de la Navidad. Me encantaron, definitivamente, muy novedoso. Los niños estaban felices saltando, queriendo alcanzarlos, mirándolos con un brillo especial en sus ojitos. Grinch pasó a segundo plano, faltaba quizás Papá Noel dirigiendo a los renos. Aunque nuestra versión adulta no lo encuentre tan impresionante, para los ojos de nuestro niño interior esto fue maravilloso, y éstos tiernos renos sí estaban volando de verdad”, comenta Celina Veliz Cardoso, en su Facebook.
“Creo que la ciudad de Oruro es el ejemplo que deben copiar las demás ciudades del país, que ha utilizado botellas de plásticoy otros desechos para construir velas, renos, carruajes, arbolitos, flores y otros presentes que se venden en esta época y lo mejor fue, el trineo y sus renos voladores”, dice Julián Cusicanqui, un visitante paceño, mientras se saca fotos en la plaza 10 de Febrero.
No sólo Oruro sino todas las ciudades capitales y otras regiones del país, a un poco más de una semana de la noche buena, paulatinamente se sumergen en el mundo de la Navidad, en medio de noticias diarias que empañan su cotidiano vivir con preocupantes noticias de: robos, feminicidios, agresiones sexuales, asesinatos, violencia familiar, riñas políticas, incendios, inundaciones y otros desastres.
“Ojalá, en este mes de diciembre y la Navidad, los bolivianos reflexionemos sobre todo lo negativo que nos está llevando hacia situaciones que podemos lamentar en el futuro, más nuestros hijos y nietos, creo que es posible cambiar nuestra conducta y no vivir en medio de la violencia”, señala don Isaac Villegas de aproximadamente 80 años, que ha vivido de cerca una extrema violencia familiar.